La catarata es una opacificación de la lente, la lente colocada dentro del ojo. Esta opacificación es progresiva hasta que alcanza una disminución significativa en la visión. El tratamiento médico es solo de tipo quirúrgico, preveyendo intervenciones láser cada vez más sofisticadas.
La cirugía es ambulatoria y después de una hora, la persona puede regresar a casa.
El individuo que sufre de cataratas ve como el mundo, lenta y progresivamente se vuelve cada vez menos visible, menos claro, con contornos más borrosos: una disminución de la visión en dosis homeopáticas.
El mensaje es claro: la realidad que ve no le gusta, por lo tanto, es percibida comoborrosa.
No se trata de un trauma violento, lo que conllevaría una caída repentina de la visión, sino de una caída continua, un malestar o molestia continua que se detecta constantemente y no se acepta.
Es comprensible que las personas afectadas por este síntoma, sean personas de un grupo de edad avanzada que no entienden las nuevas formas de relacionarse con el mundo circundante, los nuevos hábitos que se digieren mal o se rechazan.
Son típicas frases como «en mis tiempos …» o «No entiendo a los jóvenes de hoy …» y también una dificultad para adaptarse a las nuevas tecnologías que los hacen sentir obsoletos, «No entiendo nada de ordenadores», evidencian un malestar, una incomodidad hacia «lo nuevo» que nos guste o no, existe, avanza y hay que adaptarse a ello.
En algunos casos, se trata de personas que sienten que se acerca el final de la vida y no saben qué hacer, tal vez se aburren sin sentirse comprometidos dentro de la comunidad.
El resultado es un velo que se posa progresivamente en los ojos y que gradualmente se vuelve más y más opaco a medida que aumenta la incomodidad y el nivel se hace insoportable.
Recientemente, también grupos de jóvenes sufren cataratas. Esto significa que hay grupos de jóvenes que no se reconocen en el estilo de vida generalizado, tal vez incluso se sientes un tanto inadaptados respexto a sus compañeros.
Este hecho destacaría una dicotomía presente en el mundo juvenil, en el enfoque de la vida y que crea un rechazo significativo.
Tal como ya comenté en otros artículos, si fuera el ojo masculino el único afectado, la incomodidad estará relacionada con la energía masculina: por lo tanto, la incomodidad al ver hombres o «lo masculino». Si fuera el otro ojo, la incomodidad se creará por la relación con las mujeres o con la energía femenina: emociones, sensaciones, deseos, afectos.
Ejemplos prácticos y reales:
– Mujer de setenta y cinco años con catarata en ambos ojos. El momento de la jubilación la obligó a vivir al margen de la vida: antes veía gente continuamente y su intercambio con el mundo era continuo.
Luego se encerró en la casa, a lo que se añadieron problemas para caminar. Gradualmente, se había ido encerrando cada vez más en sí misma, perdiendo el deseo de vivir integrada con el mundo.
– Hombre de sesenta años, gerente de una gran empresa, catarata en el ojo masculino. Su atención se centró cada vez más en el momento de la jubilación, que se acercaba inexorablemente, lo que lo obligarñua a abandonar su gratificante rol en un trabajo con el que se había identificado. La idea que se abrió paso en él fue la de volver a ser un don nadie, sin ninguna posibilidad de contribuir a la comunidad y sin ningún tipo de reconocimiento.
Escrito por Franco Bianchi
Traducido por Carme Llimargas